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Anécdotas y datos curiosos de los estoicos

>>> Zenón de Citio, fundador y principal impulsor del estoicismo, de joven consulto un oráculo que marco su vida para bien.

Entre otras cosas, de joven, Zenón de Citio fue a consultar a un oráculo, preocupado por que debía hacer con su vida, él le pregunto: ¿A dónde debo ir?, a lo cual la divinidad respondió: “¡Entre los muertos!”. Pese a que la predicción, generalmente, se visualizaba como un deseo de muerte o que lo mandaba matar, Zenón excluyo aquella idea y de inmediato interpretó que el oráculo quería decirle que debía dedicarse a leer a los filósofos muertos, es decir, a lo clásicos de la filosofía.

Tuvo como maestros a los platónicos Jenócrates y Polemón y al socrático Estilpón, pero quien más que nadie influyó en él fue el cínico Crates.


>>> Zenón acababa de desembarcar en Atenas tras un naufragio. El filósofo aquel día se sentiría seguramente aniquilado. No le gustaba el oficio de su padre, tenía treinta años y pensaba que estaba destinado a un tipo de vida absolutamente distinto. Cansado moral y físicamente, fue a descansar a una librería, donde se puso a hojear los Comentarios de Jenofonte. Desde las primeras páginas quedó fascinado por la figura de Sócrates. Leyó cada vez con más ansiedad hasta que en un determinado momento no pudo menos que exclamar: "¡Cómo me gustaría conocer a un hombre de esta clase!" Y el librero, indicándole a un anciano que en aquel momento pasaba delante de su tienda, le dijo: "Sigue a ése". Era Crates.

Para ser un buen cínico es necesario tener una buena dosis de desvergüenza y Zenón era demasiado formal para tenerla. En vano trató Crates de impulsarlo para que se hiciera más independiente del juicio del prójimo. Un día, le puso en la mano una olla de barro cocido, llena de lentejas, y le pidió que la llevara a través del Cerámico. El «fenicio» se negó a hacerlo, diciendo que no le parecía tarea de un filósofo, sino de un esclavo; ante esto, Crates, con un bastonazo hizo pedazos la olla entre las manos de Zenón, y todas las lentejas fueron a parar sobre su túnica.

El encuentro con Crates fue, en todo caso, decisivo. Zenón, recordando aquel día, solía decir "un pésimo viaje de mar y un óptimo naufragio". Después de haber sido alumno de Crates y de otros unos cuantos años, se independizó y empezó a dar lecciones en el Pórtico Pintado de Polignoto

>>> En griego pórtico se dice Stoa, sus alumnos desde entonces fueron llamados estoicos, o, si se prefiere, los del Pórtico.

>>> Cleantes de Aso, discípulo directo de Zenón de Citio, aquél que entro hasta los 50 años a estudiar la filosofía, también apreciaba el trabajo.

Fué celebrado por su aplicación al trabajo; tanto, que apretado de la necesidad, se aplicaba con ahínco al jornal, de noche sacando agua en ciertos jardines, y de día se ejercitaba en el estudio, por lo cual se llamaba phreantles (sacador de agua de pozos). Dicen fue conducido al tribunal para que explicara de qué se mantenía y por qué vivía tan robusto, su defensa se baso dando por testigos a aquél en cuyo jardín sacaba agua, y a la vendedora a quien giraba la tahona (molino de harina cuya rueda es girada por caballería). Decretaron darle diez minas, las que Zenón le prohibió tomar.


>>> El día en que se presentó Pompeyo, Posidonio se encontraba fatal: tenía agudos dolores gástricos. Pero, como buen estoico, acogió a su huésped y reprimió el dolor. Decía: "Nunca permitiré a un dolor físico -dijo-, que me impida conocer a un hombre que ha hecho un viaje tan largo para verme".

Posidonio discutió largo y tendido sobre el principio de la no existencia del bien fuera de la virtud. A cada dolor intenso, repetía: "¡No te saldrás con la tuya, dolor! ¡Por molesto que seas, jamás te daré la satisfacción de considerarte un mal".

>>> Posidonio realizo una impresionante cantidad de viajes: vio con sus ojos el ocaso de sol sobre el Atlántico, más allá de los límites del mundo conocido, y la costa africana donde en los árboles hay muchos monos.


>>> Crisipo de Soli, filósofo griego del siglo III a.C., quien se convirtió en uno de los máximos exponentes de estoicismo después de la muerte de su fundador (Zenón de Citio), murió de un ataque de risa.

Fue un hombre con un brillante sentido del humor y a su vez, desarrollo un gran cariño por los animales que compartían la naturaleza con él. Debido a esto, tuvo la idea de darle a beber una bebida embriagante (se cree que fue vino) a un burro. Actualmente este acto se identificaría como maltrato animal, pero en la época de Crisipo el vino poseían un gran valor, por ello deducimos que se tenía que tener un alto nivel de afecto al animal.

La consecuencia de darle la bebida al animal fue evidente: lamentablemente, el burro se emborrachó e intento comerse los higos de un cactus, unos higos chumbos.

El acto le provoco un ataque de risa a Crisipo de Soli que, por raro que suene, le provocó la muerte. Personalizó la frase “morirse de risa”.

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Los estoicos | Grupo 0519